Las sobras de las sobras

Mi padre dice que los niños de antes eran más bajitos porque comían muchos garbanzos, yo digo que si por mí fuera comería cocido una vez a la semana, por lo menos.



Ya os he hablado de la paella de cocido, la receta cuelga de un post que podéis encontrar por ahí abajo. Y es que las sobras del cocido son un regalo de los dioses, por eso hace un par de semanas nos compramos una olla más grande, para que sobre siempre.


Repetir cocido siempre viene bien, pero si eres de los que gustan de la variedad, con las sobras puedes hacer arroz, o una exquisita pasta de croquetas. El secreto de esta pasta lo guarda celosamente mi marido, es herencia familiar. A mí como conyaciente suya se me ha legado la receta, pero el truco debe estar en los genes ya que cuando yo la hago no es lo mismo: qué trama de texturas, qué equilibrio de sabores... ay omá qué rico. Pero lo mejor de todo es el amplísimo abanico de posibilidades que se abre: puedes utilizarla para hacer las clásicas croquetas, unos pimientos rellenos que no podrás probar en ningún sitio, una lasaña con un toque sibarita, transformar una humilde tortilla francesa en bocatto di cardinale... o a cucharada limpia. Esta noche en mi cocina hay una fuente repleta, tengo que pensar qué hacer con ella, de momento no veo la hora de que se enfríe un poco, terminar de escribir este post y correr a rebañar la cazuela...

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