Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2016

Sharon Jones y la irreverencia.

Imagen
Nos habíamos pasado la noche bailando y, a la mañana siguiente, en plena resaca del alma, me llegó la noticia de la muerte de mi última diva mayor de edad. Así que, con la irreverencia propia de la orquesta Diamante y con el cadáver de Sharon todavía caliente, nos encerramos en el local de ensayo a masacrar sus canciones. Y, ya de paso, saludamos a otras divas muertas muy santas de nuestra devoción. Somos muy de divas muertas en la orquesta. Mucho menos de 100 days and 100 nigths para aprenderme tu canción, querida Sharon.  Y es que ya no voy a esperar a levantarme un día con un prodigio entre el pecho y la garganta, he decidido cantármelo todo a riesgo de ser irreverente, de pifiarla con la letra en inglés, de desafinar sin siquiera darme cuenta, de cagarla con la coreografía, de enredarme con el cable del micro, de torcerme un tobillo o de sacarme un ojo con el mástil del bajo de Tony. No voy a esperar más, ni a esto ni a nada. Ya no tengo edad. Mis disculpas por destroz

Semáforo en rojo y ukelele rosa.

Imagen
Tenía mucha prisa y me pilló el semáforo en rojo, pero justo antes de que me invadiera el enfado instantáneo y fugaz que me asalta en esos casos, me di cuenta de que en la tienda de música que hace esquina, sí, la de la cristalera enorme, había un chico comprando un ukelele. Ya estaba decidido, lo supe enseguida, se lo llevaba. Su única duda era si en rosa chicle o en fucsia. Ay, no sé ¿cual le gustará más? Siento si la regenta de la tienda es tu tía o algo así, pero es muy recia, sabe mucho y es correcta, pero es recia. Muy tendera del Valle, de categoría, sí, pero tendera del Valle al fin. El caso es que ella pensaba que el de madera de haya, que es un poquito más caro, merecía la pena; los tintados no están mal, pero son industriales y por un poco más, pues tienes un instrumento en condiciones.  Ya, si no es por el precio, pero es que el rosa le va a gustar, es súper original.  Tú decides, pero yo te tengo que asesorar y este merece la pena, de verdad.  Mira, me llevo este, el rosa

Cosas tontas que me joden un huevo.

Imagen
Que se me descosa un bolsillo por dentro. Que se me doble una oreja mientras duermo y despertarme por el dolor. Que me entren ganas de cagar justo después de ducharme. Que, mientras me estoy duchando, la cortina mojada se me pegue al culo. Que me quieran vender naranjas en la gasolinera. Esto es muy tonto y me jode mogollón. Sí, inconfundible Chema Madoz. Abrir el grifo, que el chorro caiga sobre una cuchara que está en el fregadero bocarriba, y que el agua me salpique y me ponga como un cristo. Comprar un aguacate para comer hoy, que el tendero me asegure que sí, que está maduro, y que luego resulte que está como un leño. Lo mismo con un mango. No con un plátano, esos me gustan más bien duros. Darme la vuelta en la cama y que se salga la sábana de arriba a la altura de los pies. Si estás durmiendo conmigo y ha sido culpa tuya, me caerás fatal. Que un plato salga medio sucio del lavavajillas o una camiseta de la lavadora con un lamparón. Hacer tortilla en casa ajena y que