Cosas tontas que me joden un huevo.

Que se me descosa un bolsillo por dentro.
Que se me doble una oreja mientras duermo y despertarme por el dolor.
Que me entren ganas de cagar justo después de ducharme.
Que, mientras me estoy duchando, la cortina mojada se me pegue al culo.
Que me quieran vender naranjas en la gasolinera. Esto es muy tonto y me jode mogollón.

Sí, inconfundible Chema Madoz.
Abrir el grifo, que el chorro caiga sobre una cuchara que está en el fregadero bocarriba, y que el agua me salpique y me ponga como un cristo.
Comprar un aguacate para comer hoy, que el tendero me asegure que sí, que está maduro, y que luego resulte que está como un leño. Lo mismo con un mango. No con un plátano, esos me gustan más bien duros.
Darme la vuelta en la cama y que se salga la sábana de arriba a la altura de los pies. Si estás durmiendo conmigo y ha sido culpa tuya, me caerás fatal.
Que un plato salga medio sucio del lavavajillas o una camiseta de la lavadora con un lamparón.
Hacer tortilla en casa ajena y que no me informen con antelación de cuál es la sartén que se pega. No está bien eso, no.

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