La ciudad no es para mí. Que no te metan la cagalita.
Que no te metan la cagalita es una expresión acuñada por mi abuelo, que habría ido a Madrid
una vez o ninguna y, si te descuidas, en tartana.
Mi abuelo afirmaba que cuando los del
pueblo iban a la capital se quedaban con la boca abierta a causa del asombro y
la extrañeza que la urbe les causaba. Entonces, los
malintencionados madrileños aprovechaban para cometer toda clase de tropelías:
robarle la cartera a los de provincias, timarles con el tocomocho, estafarles
en la carrera del taxi... y, sobre todo a los niños, coger una cagalita de oveja del
suelo y metérsela en la boca.
Ya ves tú lo que sabría mi abuelo de Madrid, que pensaba que había
cagalitas por las calles....
Yo, por si acaso, en cuanto piso la capital, cierro
bien la boca, agarro fuerte el bolso, ando muy deprisa y escondo el mapa del
metro pa que no se note que no sé por dónde me ando, que vengo de la provincia,
hija.
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